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"CLAMA A MÍ, Y YO TE RESPONDERÉ, Y TE ENSEÑARÉ COSAS GRANDES Y OCULTAS QUE TÚ NO CONOCES"
JEREMÍAS 33:3

viernes, 11 de enero de 2013

LA ESPERANZA: EL ANCLA DEL ALMA



La esperanza es una actitud saludable, pues esperar con ilusión lo bueno trae alivio a la mente y al corazón. Por el contrario, encontrarse en un estado de desánimo es una condición terrible. Es abrumador y deprimente pensar que lo uno está enfrentando no tiene solución. Para la persona que ha perdido toda esperanza, la vida parece un largo y oscuro túnel que no lleva a ninguna parte.

 

En Proverbios hay un versículo que describe el resultado de este agobiante sentimiento: "La esperanza que se demora es tormento del corazón" (13.12). La persona que se siente atrapada por el pesimismo, es acosada por la enfermedad emocional, física e incluso mental. Pero yo quiero decirle que, gracias a nuestro Dios, ninguna situación es irremediable. En ÉL, tenemos la promesa que está en la segunda mitad del versículo: "Pero árbol de vida es el deseo cumplido".

Los cristianos tienen una esperanza que es un ancla para sus almas. Nuestra relación con Jesucristo nos acerca al trono celestial, donde podemos echar todas nuestras cargas ante un Dios todopoderoso. Además, podemos aferrarnos a ÉL en las pruebas que enfrentamos.

Por su gran amor, el Señor da fuerza al cuerpo cansado, paz al espíritu ansioso, y consuelo al corazón afligido. Es decir, ilumina ese oscuro túnel y nos guía tiernamente en medio de las situaciones difíciles.

El ancla era una imagen popular en el antiguo mundo del Mediterráneo. En una economía que dependía de la navegación, el ancla simbolizaba seguridad y firmeza. El escritor de Hebreos usó la palabra para recordar a los creyentes que Dios ha dado una esperanza que se mantiene en cualquier tormenta.





FUENTE: EN CONTACTO

LEER: HEBREOS 6.13-20

jueves, 10 de enero de 2013

DAR AL SEÑOR JESÚS EL PRIMER LUGAR


Cuando Jesucristo tiene el primer lugar en nuestras vidas, experimentamos muchas bendiciones, entre ellas:

Un espíritu reposado.Cuando dirigimos nuestra atención  al Señor y su palabra, Él junto a aguas de reposo nos pastoreará, donde hallamos descanso para nuestra alma (Salm 23.2).
El espíritu Santo nos ayuda a dejar fuera las distracciones, para darnos la seguridad del amor y el sostén de nuestro Padre celestial. Con una mente y corazón reposados, podemos discernir lo que Dios nos está diciendo.

Una fe más fuerte. El estudio de la Biblia ensancha nuestra visión de Dios, y nos da discernimiento y dirección. El leer la manera como el Señor ha ayudado a otros, nos da la confianza de que Él está a nuestro lado, permitiéndonos enfrentar las exigencias de la vida. Nuestra fe crece a medida que le obedezcamos su dirección.

Un corazón purificado. Al igual que un espejo, la Biblia nos refleja lo que realmente somos, y revela lo que necesitamos cambiar. Si confesamos nuestro pecado, Dios promete limpiarnos de toda maldad (1Jn 1.9).

Una mente preparada. No sabemos lo que acontecerá en el futuro, pero Dios sí. Él quiere prepararnos, tanto para los tiempos felices como para los difíciles. Por medio del Espíritu Santo, estaremos equipados para lo que nos depare la vida (2P 1.3).


La Vida de Pablo demuestra lo que significa dar al Señor Jesús el primer lugar (Gá 2.20), él conoció el gozo en medio de las pruebas, y recibió fuerzas para enfrentar crisis y dificultades. Nosotros tendremos también estas bendiciones si hacemos de la relación con el Señor Jesús nuestra prioridad.


FUENTE: EN CONTACTO

LEER: FILIPENSES 2.9-11

jueves, 3 de enero de 2013

FELIZ 2013


Señor, dueño del tiempo y la eternidad.



Al terminar un año quiero darte las gracias por todo aquello que recibí de Ti.

Y al iniciar un nuevo año detengo mi vida ante el nuevo calendario aun sin estrenar y te presento estos días que sólo Tú sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría la fuerza y la prudencia, claridad y la sabiduría.

Gracias por darnos un feliz año y enséñanos a repartir tu felicidad, para que te conozcan como único Dios verdadero.


LA VIDA Y LAS METAS


Tuve  un momento critico en mi caminar con Cristo. Todo comenzo con 2 Sumauel 7, que me inspiro a imitar al rey David.
David pasaba tiempo a solas con Dios, ofreciendo alabanzas y acciones de gracias. También escuchaba cuando el Señor le mostraba la verdad y daba una visión del futuro. Por lo que aprendió, David pudo establecerse metas y ajustarse a ellas.

Deseando esa clase de aislamiento espiritual, pase varios días solo. La mayor parte del tiempo estaba en silencio, tratando de escuchar con atención la voz de Dios. Le pedí que me hablara en cuanto a mi futuro,  y respondió. Utilizando un diario, escribí las metas que me dio. Lo que me comunico influencio de tal manera mis decisiones y me bendijo tanto, que seguí con esta disciplina cada 2 meses. Hablemos de como podemos establecer metas de esa manera.

Primero, venga ante el trono de Dios con un corazón arrepentido, con alabanza y con acción de gracias.
Segundo, pídele dirección en cuanto a su vida espiritual, su trabajo y su familia. Estando en silencio, espere con paciencia y atención; mientras lee y medita en la palabra de Dios. En la mayoría de los casos, su guía se experimenta como un toque o un sentimiento de convencimiento en el corazón. Cuando eso suceda, asegúrese de escribir lo que esta (escuchando) para poder analizarlo después.


Para mantenernos en el camino que Dios quiere para nuestras vidas, debemos detenernos preguntar y prestar oídos a la orientación que el Espíritu Santo tiene para nosotros. Estas conversaciones con el Señor son vitales para tener una vida espiritual victoriosa.


FUENTE: EN CONTACTO

LEER: 2 SAMUEL 7: 18-22

viernes, 28 de diciembre de 2012

PONGAMOS LA MANO EN EL ARADO

Muy pocas personas aprecian el uso que hizo el Señor Jesús del arado como ejemplo de una vida dedicada a Dios. El arado antiguo, muy parecido en su forma a la versión de los siglos mas recientes, era una sola hoja de madera unida a dos asas. Un mulo hacía la mayor parte del trabajo de tirar hacia adelante el aparejo, pero el agricultor lo sujetaba para dirigir la trayectoria de la hoja.


Probé un arado antiguo una vez y descubrí que su uso no era tarea fácil  El sencillo aparejo brincaba y se sacudía con fuerza debajo de mis manos mientras lo hundía en el terreno. Solo había una manera de hacer una línea recta, y era concentrarse en el trabajo y mantener fija la mirada hacia adelante cada segundo.

Cuando una persona confía en Jesucristo como su salvador "pone la mano en el arado".
La idea es que debemos seguir al Señor con obediencia total, manteniendo siempre nuestra mirada en ÉL. Así es como tenemos una cosecha de fe. Muchas veces, los creyentes desanimados hacen una líneas torcida, porque están mirando por encima del hombro para lamentarse por el pasado, o para ver qué placeres les esperan. El campo de su fe parece un desastre desorganizado. Además, la distracción los hace aflojar el paso, y como resultado su crecimiento espiritual se vuelve muy lento, si es que acaso llegan a madurar.

Renuncie a todo lo que distraiga su atención del Señor. Los creyentes que se concentran en los errores del pasado y las distracciones del presente, no llegan a ninguna parte; no tiene paz ni gozo, y sus oraciones no son contestadas. Siga al Señor con fervor, y ÉL le producirá mucho fruto espiritual.


LEER: Lucas 9.61, 62