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"CLAMA A MÍ, Y YO TE RESPONDERÉ, Y TE ENSEÑARÉ COSAS GRANDES Y OCULTAS QUE TÚ NO CONOCES"
JEREMÍAS 33:3

lunes, 6 de agosto de 2012

Una agenda equilibrada

El Señor que alcancemos nustros máximo potencial, para llegar a ser las personas que él quiere que seamos, y para que realicemos tareas que ha dispuesto para nosotros. En nustra sociedad, debemos tener una agenda equilibrada equilibrada si queremos vivir de acuerdo con el Señor y con los demás es afectada, reduciendo nuestra eficacia como servidores de Cristo.


1.- Nuestra principal prioridad debe tener un tiempo a solas con el Señor cada día, para desarrollar nuuestra relación con él y recibir orientación.

2. El tiempo con la familia y los amigos también es escencial porque ellos son parte importante de los planes de Dios prara nuestras vidas.

3.-Aunque el Señor no aprueba la pereza, tampoco quiere que estemos demasiado absorbidos por nuestra profesión.

4.- Si queremos lograr los planes de Dios para nosotros, tenemos que cuidar de nuestros cuerpos, apartando un tiempo para el ejercicio, el descanso y la recreación.

5.- La Biblia también ordena que nos reunamos con otros creyentes para la adoración (He10.24,25). Aun que hay quienes tienen limitaciones que les impiden hacerlo, la mayoría de nosotros no tenemos ninguna excusa para no ir a la iglesia por estar demasiado ocupados.

Todos estos aspectos necesitan espacio en su vida, pero yo no puedo decirle cómo distribuir su tiempo. El señor tiene planes específicos para cada persona, y él es el ínico que puede dirigir con precisión su agenda. Busque su orientación, escuche su voz, y haga los cambios que él traiga a su mente.


FUENTE: EN CONTACTO

La esperanza de paz

A pesar de los mejores esfurzos del hombre, el anhelo de paz del mundo sigue sin realizarse. Cada nueva generación tiene grandes esperanzas en la reconciliación entre pueblos y naciones, pero al final se enfrentan con la desilusión.

Un día, Cristo volverá y  lo arreglará todo entonces, los creyentes están llamados a ser sus embajadores de paz. Sin embargo, llegar a ser cristianos no significa automáticamente convertirnos en personas buscadoras de bondad y unidad.


A veces, somos irritables e impacientes, y nos resulta difícil vivir en armonía con los demás. Podemos tener problemas para abandonar actitudes o hábitos que hieren a quienes nos rodean y algunas veces ni siquiera queremos dejarlos. Dios conoce nuestro verdadero carácter y ha dado el Espiritu Santo para trabsformarnos a la semejanza de Jesucristo.

El Espírito abre nuestras mentes para entender y aplicar la Biblia. Nos da el poder de decir no a la impiedad, y para reemplazar el egoísmo personal por una perspectiva centrada en Cristo. Él produce paciemtemente su fruto en nosotros, que incluye amor, gozo y paz (Gá 5.22,23).
Con su ayuda, podemos convertirnos en pacificadores que trabajan para lograr la reconciliación entre Dios y los hombres (Mt 5.9).

Mientras que nuestro mundo sigue esperando lograr la paz, nosotros sabemos que la única fuente de unidad perdurable es Cristo.

El señor quiere que nuestro corazón sea gobernado por su paz (Col 3.15), y que nuestras relaciones se caracterizen por un espíritu de unidad. ¡Cuán animados se sentirán otros cuando vean el poder de Dios en nuestras vidas, que trae reconciliación a nuestros matrimonios, familias e iglesias!


FUENTE: EN CONTACTO

Nuestro Amor

DIOS ES FIEL

El amor de Dios no tiene límites, pero eso no significa que sus hijos no tienen límites.
Aunque el mundo argumenta que las normas del cristianismo asfixian a la persona, todo buen padre o madre dará testimonio de que fijar límites es parte del amor a los hijos. Y también, seguir amándoles cuando violan las reglas.


Esto puede traer dos preguntas:

¿Por qué el Señor tiene tantas normas?

Los preceptores bíblicos estan hechos para protegernos y darnos paz. Pero Dios no obliga a la obediencia. La Biblia no dice ni implica que tenemos que vivir de acuerdo con los Diez Mandamientos o el Sermón del Monte para ser amados. Los hijos de Dios descubren que seguir esas normas es el camino que conduce al gozo, a la seguridad y a una sensación de bienestar. En cambio, la desobediencia trae sufrimiento a la vida.




¿Qué sucede si peco?
No hace falta que seamos obedientes para que Dios nos ame. Él ama aun al hombre más malvado y asesino, lo que significa que nadie es capaz de pecar más allá de la gracia redentora del Señor. Él perdonará siempre. Pero tampoco se deje tentar por el error opuesto.
La gracias no es una licencia para pecar. Dios nos permite experimentar las consecuencias del pecado. Eso es lo que hace un padre amoroso para asegurarse de que un hijo aprenda  el valor de hacer el bien.

Dios ama sin condiciones. Para mostrar su gran amor, Él ha dado preceptos sólidos sobre los cuales las personas pueden edificar sus vidas. Su amor por quienes desoyen las normas bíblicas no disminuye de ninguna manera, pero su corazón se entristece por su rebeldía. Él se deleita en los creyentes que buscan y obedecen su voluntad. ( 1Ts 4.1).



FUENTE: En Contacto